Todo comenzó en plena canícula, estabamos en verano, era el último día de clase, a última hora, estabamos en artística y la profesora mandó a hacer un arco con dovelas de colores, pero todos pensabamos en las vacaciones.Paula pensaba en la actitud de consumismo que tendría en todas aquellas tiendas de la playa, comprando una retahíla de cosas.Pablo pensó en el verano que le esperaba en el pueblo, poniendo el yugo a las mulas y haciendo de postillón, él prefirió no pensar en ello.Marcos contaba sus rechiflas como siempre, hasta que recibió una macoca de Luis para que se callara.Todos deseaban irse excepto Pablo, él prefería quedarse en la ciudad. Paula le preguntó qué le ocurría, que porqué estaba tan triste, y él se lo contó todo.Paula pensó que como su padre era dueño de un hotel en la playa podría invitarnos a todos, nos lo pasaríamos genial.Se lo comentó a toda la clase y nos pusimos muy contentos y alborotados, deseando que sonara el timbre.Me di cuenta de que la profesora de artística nos estaba mirando enfadada porque todos hablaban. De repente la profesora gritó:
¡Esta clase es un corral de cabras! y sonó el timbre.
