Te tengo que contar una historia que pasó hace dos años y que necesito contar.
¡Ah!, se me olvidaba, me llamo Juanjo aunque no me gusta ese nombre, ¿Porqué no me han puesto Carlos o Víctor?, bueno eso no viene al caso.
Hace dos años, justo al principio del verano, me levanté temprano(por la costumbre del colegio), y me puse a ver el crepúsculo con mi padre haciéndole fotos y gritando como un loco(mi padre es un poco más raro que los demás).
Me dio por mirar mi baúl de recuerdos, pero me encontré con un descalabro;estaba pegado con la ponzoña que fabriqué con mis tubitos de ensayo, y lo tuve que desagregar con un destornillador. Cuando lo abrí, me encontré con todos mis juguetes rotos, menos un dinosaurio de trapo muy escueto que no había visto nunca. Lo puse en mi cuarto con todos los peluches que le había quitado a mi hermana para hacerla rabiar. Cuando me di cuenta, los peluches estaban destrozados, excepto el dinosaurio;me entró rabia y lo tiré por el balconal, pues noté intrínsecamente que era malvado, y me dormí.
Y cuando me desperté el dinosaurio seguía allí.
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